Domingo, 10 Agosto 2025 01:01

Nuevo arancel al café, una amenaza, ¿puerta a nuevo acuerdo de cuotas?

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Nuevo arancel al café, una amenaza, ¿puerta a nuevo acuerdo de cuotas? Foto-tomada-de-UNAD

Los productores aseguran que con los cambios en el comercio y los reacomodamientos de política arancelaria se abre un espacio para retomar un acuerdo mundial cafetero.

La súbita y sorpresiva política arancelaria de Estados Unidos tiene a muchos con calculadora en mano haciendo cuentas porque desde este mes de agosto Colombia está adelantando ventas al país norteamericano sin el aval que daba el tratado de libre comercio que permitía acceso con cero tarifas. Hoy en sala de velación, presto a su ceremonia de réquiem y posterior traslado a su última morada está el TLC y en el aposento de al lado ya se escucha el coro de “Dale Señor el descanso eterno” a la recientemente fallecida Organización Mundial del Comercio, OMC.

Muchos calificativos se han escuchado, política abusiva, arbitraria, acomodada y desconocedora de la realidad del resto del mundo en donde hay países con el tanque de oxigeno puesto porque ese libre comercio que impulsó Estados Unidos dejó a muchos sin industrias, con la agricultura como una cuita y dependiendo de lo que los demás hagan, un caos total que deja ver saldos en rojo en muchas naciones, pero solo a Estados Unidos el mundo tiene que hacerle vaca o colecta para que los norteamericanos duerman tranquilos en vista que los otros, los que Washington ve con desprecio y obligación pagarán los errores del manejo fiscal y su horrorosa deuda externa, el tema es que les alcance porque los indicadores no ayudan en nada a la tierra del Tío Sam de donde se dice, vendrá la nueva recesión global, es decir la ñapa, lo que hacía falta.

De manera increíble en Colombia hay fiesta por un arancel del 10 por ciento, claro muy inferior a Brasil, 50 por ciento, Vietnam, 20 por ciento, indonesia 19 por ciento o México 25 por ciento, solo por referenciar algunos, pero los gremios y los académicos no leen que si el arancel fuera del uno por ciento estaría rompiendo un acuerdo rubricado y en pleno vigor, hoy con el 10 por ciento el TLC no existe, hay incumplimiento y todo un detrimento en el comercio que cuando se puede, Colombia hace con los Estados Unidos, país en donde con temas contractuales y mercantiles, literalmente se hicieron los gringos.

Los reyes del mundo se parrandearon en la economía global, la medida unilateral expresada en una orden ejecutiva desconoció convenios, pasó por alto la gobernanza de la OMC, destrozó la multilateralidad y obvió otros entornos en donde la dificultad económica es un común denominador. Posiblemente lo que puede ser un gran error porque falta ver las consecuencias, se puede tomar como el más grande favor en vista que para muchos habrá aire al dejar la dependencia de un Estado irrespetuoso, por momentos chantajista y a todas luces ventajoso, un pésimo socio, porque nadie está tranquilo con quien firma acuerdos y luego hace lo que le viene en gana, finalmente un espacio para poner todo en orden sobre el entendido que hay economías igualmente robustas a donde se debe mirar y llegar, repetir la dosis sería imperdonable.

 

 

Lo cierto es que Estados Unidos, irresponsablemente le peló los dientes al mundo sin saber que hoy en día para todo hay antídoto, ya hay nuevos jugadores y mercados atractivos que vienen haciendo las cosas bien y bajo el techo de la probidad y la plena confianza, desde luego, sin endeudamiento ni caminando económica y socialmente por la cornisa puesto que las imágenes que llegan de Norteamérica y sus habitantes semejan el mismísimo fin del mundo, algo totalmente apocalíptico. Por eso es bueno que el presidente Trump quiera atacar de raíz el problema del narcotráfico, pero para eso debe empezar por Nueva York y otras grandes urbes en donde el consumo sigue disparado, llenando los bolsillos de los verdaderos carteles, esos que ingresan narcóticos de todo tipo y sin arancel.

Por lo pronto sigamos con el tema del café, ya que tiene a muchos productores preocupados porque de exportar con cero tarifas, los cafeteros ya tienen que pagar el 10 por ciento. Sí, bajo cobro, pero cobro al fin y al cabo, ese que castiga los costos y encarece el producto, el que en un momento determinado si llegan a descolgarse los precios del grano y la misma divisa, los caficultores no estarían en condiciones de suministrar su obtención a los tostadores estadounidenses, matemáticamente eso puede ocurrir y hoy la caficultura salva la papeleta por el tema climático y el asomo de heladas en Brasil que ya han aparecido destruyendo parte de las plantaciones.

Hoy, dicen los conocedores, los aranceles ajenos de la competencia serán muy útiles para los caficultores en la actualidad, pero reconocen que en economía suelen aparecer fenómenos que ayudan o arruinan. Amanecerá y veremos.

En diálogo con Diariolaeconomia.com, el gerente de la Cooperativa Departamental de Caficultores del Huila, Cadefihuila, Fernando Vargas López, anotó que dentro de los análisis que se pueden hacer de determinada tarifa, impuesto o gravamen, cualquier cosa que se le adicione al café, todo dentro de una industria se trasladará automáticamente al consumidor final porque alguien terminará pagando ese porcentaje adicional en el precio que para el caso del arancel adicional resulta una amenaza y un riesgo tanto para quien paga el tributo como para quien lo cobra porque nada hay más sensible que los mercados en un mundo en que exclusividad y los todopoderosos quedaron atrás con la globalización aún vigente y dando lora.

 

 

El directivo explicó que la tarifa arancelaria castigará a los nuevos despachos de café que se hagan desde hoy a los Estados Unidos y en ese caso, dijo, puede haber una afectación en la demanda de café colombiano por parte de quienes adquieren café a mediano y largo plazo porque ya hay ventas que saldrían para el otro año toda vez que gran parte del grano fue negociado y va en tránsito, es decir con las anteriores reglas de juego.

La industria a nivel mundial, expuso el gerente de Cadefihuila, hará sus maniobras para bajar el nivel de impacto y un escenario a tener en cuenta es que los cafés no se venden puros, es decir su origen no es totalmente 100 por ciento colombiano porque el grano colombiano se utiliza para mezclas y dentro de la preparación de los cafés industrializados, los empresarios en Estados Unidos toman una parte de café colombiano y lo mezclan con robusta y otros orígenes haciendo que cada firma salga al mercado con un producto final que resulta ser un balanceo de diferentes tipos de café. Vargas López dijo que con el incremento de aranceles lo que tiene que empezar a ver el transformador es cómo sigue sosteniendo sus utilidades, y en la medida que un café le salga costoso así mismo le va a mermar a la demanda que usualmente reporta de ese producto.

Ahí, expresó, es notorio que ese 10 por ciento se vuelve una limitante a ese cliente de café en la medida en que esa tarifa afecte el precio dentro de su cadena de costos.

 

“El café colombiano tiene una particularidad en taza y en suavidad que es casi imposible de sustituir, nada crítico, pero sí muy complejo de reemplazar. Hoy en la industria nos tienen en las mezclas con unos porcentajes trascendentales y cambiarnos no es tarea sencilla, quizás puedan echar mano de los cafés centroamericanos que son los que más se asemejan al grano excelso de Colombia, pero allí también hay que mirar tarifas para determinar si vale o no la pena sacar calidad por una oferta de menor calidad con igual impuesto de ingreso o mayor costo de importación a Estados Unidos”, declaró el señor Vargas López.

 

 

A la fecha los países que compiten con Colombia en café y que pueden tildarse de sustitutos tienen un arancel del 10 por ciento como sucede con Panamá, Honduras, Guatemala, El Salvador y Haití, otros competidores quedaron con el 18 por ciento, Nicaragua y 15 por ciento Costa Rica, por su parte México ingresaría grano a una tarifa de 25 por ciento.

Una opción latente es que si pueden vía costo hacer sustitución de grano colombiano matizado por atributos lo harán si el porcentaje es menor, pero tal y como se aprecia, Colombia tiene ventajas en medio de la terrible desventaja de perder los amparos del TLC.


Café americano, sin azúcar, pero con aranceles

A criterio del gerente de Cadefihuila, la bolsa de Nueva York está totalmente influenciada por factores climáticos que por el balance mundial cafetero, las calidades y los inventarios, más exactamente los déficit que se han visto en la oferta mundial de grano en los últimos cinco años que tienen el precio arriba más allá del actual arancel y por eso insistió en que los efectos de la medida se verán en el mediano o largo plazo, pero enfatizó que los caficultores del mundo tienen que esperar porque las medidas de Trump son unas al calor de los anuncios y otras muy distintas al siguiente día, luego no hay certeza porque en cualquier momento todo cambia o vuelve a su régimen.

Aclaró que otros caficultores hacen un análisis matemático en donde si Brasil tiene 50 y Colombia tiene 10 por ciento, hay ventajas porque el de mayor tarifa está por casi que por fuera del mercado americano y en ese orden de ideas, con todas las noticias, la tarifa para Colombia ya está descontada y afortunadamente se siguen viendo precios del grano alrededor de los tres dólares y mientras la amenaza climática siga, el café seguirá influenciado por esa incertidumbre que hay en torno al abastecimiento mundial del bebestible.

 

 

El tema clima ya se ha expresado en Brasil y por eso cuando se descolgaba el precio del suave colombiano, una helada a mediados de año hizo que el café local recuperara terreno, ahora bien, expuso el vocero, nadie garantiza que vengan eventos súbitos porque si hay una buena floración en Brasil nada hay claro porque nadie garantiza el frente climático, perfectamente el otro año, el mercado se podría estar determinando por adversidad en el gigante suramericano, es decir que mientras la incertidumbre del precio continue habrá contextos de buen precio porque el arábigo se ve muy afectado por la inestabilidad climática.

Técnicamente muchas cosas pueden venir, afirmó Vargas López. Pero con la política indescifrable de Estados Unidos hoy se tiene el 10 por ciento de arancel, pero no se puede descartar que frente a una pataleta mañana o en una semana anuncien que a Colombia le tocará el 30 o el 50 por ciento de arancel, un evento que impactaría seriamente las ventas de café colombiano, entendiendo que las medidas unilaterales fueron hechas para todos en el mundo, y viendo el mal ajeno, manifestó el gerente, los caficultores nacionales sin duda están en la línea de los menos afectados.

Hoy con la nueva tabla arancelaria las posibilidades son muchas, una que el café pierda precio, que el dólar se debilite y que el clima golpee, solo así no habría manera de suministrar grano porque habría una pérdida que llevaría a frenar los despachos para buscar opciones en otras latitudes y en el mismo mercado interno. Todo dependerá de las necesidades que haya de café colombiano porque Vargas recalcó que a Colombia la utilizan para mezclar variedades y calidades, un insumo esencial que hace imprescindible el producto que brota de los cafetos colombianos, salvo que haya una sobreoferta del café para que presionara una contracción en los precios en la bolsa de Nueva York.

A juicio del gerente de Cadefihuila, de momento no se ve una destorcida en los precios, gracias al clima, pero hay una realidad, dijo, a los colombianos les toca sostener la caficultura en que se ha venido haciendo, acatando la valiosa recomendación del Gerente General de la Federación Nacional de Cafeteros Germán Bahamón en el sentido de no quitar el pie del acelerador en fertilización porque eso garantiza el aprovechamiento de climas y las buenas cosechas que vengan para no mermar el ritmo de producción que se tiene y por ese lado aprovechar las épocas de buenos precios pues de nada sirve tener elevadas cotizaciones si no hay café.

 

 

Afortunadamente, celebró, las estadísticas dicen que Colombia ha venido creciendo en su ritmo de producción, empero estimó que lo ideal es seguir para arriba para que muchas familias cafeteras se sigan beneficiando de los buenos precios.

Sobre una inquietud que tiene muchos, Fernando Vargas López aclaró que el café que se liquida hoy en cooperativas no lleva el 10 por ciento de arancel porque las variables que se tienen en cuenta son, por un lado, la cotización del grano en Nueva York que en el momento actual sube y baja, e igualmente se suma la variable diferencial para el café nacional, confirmó el conocedor, que ha estado relativamente estable sin que se sienta el impacto de la medida arancelaria porque recalcó la composición de precio sale del diferencial Nueva York y la tasa de cambio. El nuevo precio impactado por arancel, apuntó, lo tendrán en cuenta quienes absorben el grano, lo procesan y lo llevan a góndola como producto terminado en Estados Unidos, nada que altere las cuentas del productor primario.

Más adelante, con las medidas a todo full, se verá el impacto para todos en la cadena y el comprador si ve que merma la demanda de café igualmente tendrá que bajar precios, un fenómeno que sentirían los productores. El efecto, aseguró Vargas López, no se verá inmediatamente en la bolsa de Nueva York, seguramente más adelante en los diferenciales de origen.

 

“La nueva tarifa es una amenaza porque desestabiliza el mercado y cambia abruptamente las reglas de juego, haciendo que cambien modelos económicos, sistemas de comercialización y precios del grano, de eso no hay ningún tipo de duda”, remarcó el directivo.

 

 

Por floración y analizando el devenir del segundo semestre en el Huila, primer productor de café en Colombia por volumen y calidad, se ve una florescencia muy fragmentada, todo por fuera de la habitual en los últimos años en donde siempre hay capullos o retoños blancos prometedores para los meses de enero y febrero, no se han visto y el fenómeno ha sido bastante disperso tanto en el tiempo como en las diferentes regiones del Huila. Genera tranquilidad, expresó, los pronósticos de cosecha que se han hecho para el segundo semestre porque el café al final del día saldrá, más distribuido, pero habrá recolección.

Comentó que algún café que regularmente se comercializaba en diciembre tendrá que trasladarse para los meses de enero y febrero, muy seguramente por la inestabilidad del clima lo que hizo que algunas zonas tuvieran floraciones más dispersas después de los dos primeros meses del 2025.

No hay de otra que hacer la tarea, seguir sembrando y apostando por calidad y valor agregado, todo bajo el direccionamiento de la Federación Nacional de Cafeteros, además apelando a la búsqueda de nuevos mercados porque no hay nada claro con Estados Unidos. Hoy con aranceles o sin ellos, anotó el directivo, el producto colombiano debe ser más conocido en el mundo lo que quiere decir que ojalá más consumidores en el globo, puedan degustar un café 100 por ciento colombiano porque no todos conocen el grano nacional que es muy famoso, pero ese placer de que un consumidor lleve a su paladar un café de Colombia puro no se ha tenido, precisamente porque hay mezclas que quitan la identidad y por eso hay que explorar y arribar a tantas naciones ansiosas de una buena bebida de café colombiano, ejercicio que si se logra, conjurará cualquier crisis de precios.


El reordenamiento económico invita a plantear un nuevo Pacto Cafetero

A su turno el empresario Gabriel Herrera habló del tema, solo que antes notificó a este medio de algo triste que debe generar alerta en la caficultura, abandonó la economía cafetera, decidió apartarse de la actividad porque en su opinión es muy complejo todo en ese entorno en el que hay inconvenientes con el relevo generacional, la falta de política pública para darle manejo a ese tema, es decir que como muchos se sintió solo y cansado de un renglón económico en donde todo es incertidumbre, manejos exógenos y precios de todo tipo. Aseveró que la caficultura se volvió insostenible, decidió conservar apenas el 10 por ciento porque se acabó la expectativa, la moral y la ilusión de que alguien de la sangre o la saga asuma el mando.

 

 

En su charla sobre aranceles, manifestó que, si bien el 10 por ciento se salta lo acordado en el TLC, el asunto no será tan traumático porque los competidores de Colombia como Brasil y Vietnam quedaron con tarifas mucho más altas y el tema, dijo, pasa por calidad, un factor que en Colombia se vino a pique.

Independiente de los malestares y los impactos, puntualizó que el mundo cafetero debe aprovechar ese reacomodamiento económico y social para proponer un nuevo Pacto Cafetero del tamaño y con las medidas de la caficultura de hoy, un común acuerdo de productores que le de un norte a los caficultores, permitiéndoles recuperar rentabilidad y desatándolo de la especulación en bolsa y otras injusticias porque evidentemente en el contexto cafetero ganan todos menos quienes lo siembran, el momento, recalcó, es ideal para un reordenamiento global de un mercado matizado por seguir enriqueciendo a unos que no saben cómo es una mata de café y arruinando a los que trabajan en las fincas perdiendo hasta la noción del tiempo.

 

“Es una bonita oportunidad para llegar a un acuerdo con todos los caficultores del mundo, el problema es saber si de las 560.000 familias cafeteras colombianas hay conocimiento o tiene capacidad y preparación para eso porque generalmente se termina en gremios, cooperativas o en manos de tres o cuatro que saben del tema y tienen el discurso. Lo ideal es capacitar y formar verdaderos caficultores con visión empresarial para que no sigan yendo como borregos para donde los lleven. Es necesario apelar a la asociatividad o al cooperativismo, pero incluyendo pequeños productores y minifundios que se apuran a vender grano los sábados para poder hacer mercado y pagar la nómina. La opción es tangible, pero de darse debe beneficiar a todo el mundo, eso sí, sin tantos voceros y sin la arrogancia o el desdén de los intelectuales, la idea es escuchar y ser escuchado, todo para aprender y tener control de su negocio, en donde uno que trabajó le ponga valor a su esfuerzo, nada parecido al favor o la caridad”, precisó el empresario risaraldense Gabriel Herrera.

 

Reclamó por mayores facilidades para exportar café tostado porque infortunadamente existen demasiadas trabas, la marca Café don Gabo, propiedad de Herrera ha llevado café a Riad, capital de Arabia Saudí, todo un centro de negocios, también a Estados Unidos, pero no ha podido concretar ningún negocio grande por las pólizas y la retahíla de diligencias exigidas. Con tristeza destacó que después de trabajar muy duro el tema se frustró y anotó que desanima cuando le dicen que para exportar 10, 20 o 50 libras hay que pagar un rubro que vale más de 700.000 pesos, exigencia de algunos países que deja a muchos sin ganas de nada, un gasto que se debe hacer en cada exportación con lo cual, acentuó, vuelve y se desinfla todo el mundo. Lo anterior sumado a las prohibiciones de la FNC y la necesidad de tener un certificado del gremio cafetero que igual vale un dinero importante.

 

 

“Hay muchos palos en la rueda para que una persona con empuje y ganas de abrir mercados salga adelante, todo es plata, tiempo y requerimientos, lo posible para que se enfríen los negocios y hoy en medio de las vicisitudes sigo adelante con mi especialidad, café diferenciado y tostado”, manifestó el reputado empresario.

 

A propósito de ventas, expresó Herrera, es innegable que el cliente siempre está, pero por fuera de Colombia, aseveró, el comprador es de contenedores y más contenedores solo que un finquero como tal no puede llenar un contenedor por todo lo que demanda en tiempo y trabajo, de pronto, evocó, esa reto lo alcanzaba don Ernesto Garces en Antioquia, muy capaz de atestar contenedores solo que falleció, pero en su momento se daba el lujo de coger café, guardarlo, trillarlo y despacharlo, de resto todos y como se dice coloquialmente, “chupe y déjeme el cabo”, igual “hágale rapidito porque necesitamos plata”.

Café verde, rubricó, se vende todo, pues a todo momento lo llaman y hay pedidos de 20.000 o 25.000 kilos, igual le pidan que se reúna con dos o tres compradores, un tema complejo porque a los trilladores cargados de experiencia les han devuelto contenedores de Estados Unidos. Apuntó que el precedente no lleva a la tranquilidad porque si un caficultor se asocia con otros y les regresan el container los quiebra, sin vacilación alguna.


Mano de obra, un lujo de alto costo y máxima paciencia

El empresario y agricultor Gabriel Herrera reclamó por la falta de mano de obra y dijo que la gente no quiere trabajar, una tendencia que día a día será peor y más difícil por temas laborales y demandas porque una persona que esté en la finca dos o tres semanas termina entablando querellas y exigiendo lo que no se ha ganado, unos temas que agotan y restan ánimo e impulso.

 

 

“Aquí perdimos las primas porque la FNC dijo que se había equivocado enviando un café que no era, algo sumamente estúpido cuando hicieron las indebidas mezclas hace dos años para luego decir que se había caído la prima por precio y el diferencial del momento. Eso molesta porque lo creen bobo a uno puesto que una empresa que tiene todos los catadores y los mejores laboratorios no puede salir con pamplinas o con argumentos inexcusables. Esa leonina maniobra golpeó todo el mercado y ya no tenemos prima por calidad. La totalidad de productores quedamos como tramposos, algo injusto porque los caficultores somos los que le ponemos el pecho a la brisa, los mismos que tenemos nuestra platica a sol y agua”, señaló el agricultor Gabriel Herrera.

 

Ante la pregunta de qué hacer, subrayó, es muy difícil saber qué hacer porque se trata de un tema que vincula todas las cadenas productivas lo que incluye al gobierno con sus subsidios que debería desmontarlos porque llenó a la gente de pereza y cero esfuerzo por llevar dignamente pan a la mesa, algo que invita a amarrar esa ayudas al trabajo algo se aporte tal y como lo hicieron hace un tiempo los muchachos para graduarse de los colegios agropecuarios, operaban un año en finca aportando unas horas y aprendiendo. Hoy para ese enamorado de los subsidios y asistencialismo malsano deberían aplicar una norma de compensación por ocupación y supeditar los desembolsos a la certificación y firma del finquero en donde se dé por sentado que el interesado laboró las horas necesarias que pagaría el agricultor o ganadero, todo parte de una política para garantizar aportes por laboriosidad, es decir doble ingreso, pero trabajando.

 

“Antes tenía trabajadores que iban de 6 a.m. a 5 p.m. Ese era el horario, pero ya van de siete y por momentos los veo salir a las 3:30 p.m. sin siquiera preguntar si se pueden ausentar, sencillamente parten y ante esta escasez de gente no queda otra que tragarse esas situaciones y ni modos de dejarlos ir porque es lo único que se consigue”, lamentó el empresario.

 

Sus fincas dejaron de producir café en cantidades y los que saben de buen grano lo extrañan, pero como dice el propio Herrera, la vida sigue. Reconoció asimismo que la caficultura se trasladó para otras regiones, lo que explica el poderío del Huila y la fuerza del nuevo Eje Cafetero complementado con Cauca y Nariño.

 

 

La dinámica, expuso, está cambiando y el otro eje, Caldas, Risaralda y Quindío se transformó en Eje del Triángulo de Colombia sobre todo en Pereira en donde las tierras se volvieron imposibles, demasiado costosas, cuadras de 250 millones de pesos en donde nadie compraría para sembrar café, esos predios, reveló, están destinados a estadounidenses, Europeos y extranjeros en general, pero también para colombianos que retornaron con su pensión y logran hacerse a un lote para vivir con calidad, lo que no se puede hacer en otros países, por lo menos lo suficiente para tener una casa campestre, una moda en la región.

Hoy el empresario se dedicó a sembrar plátano en donde es muy fuerte, pero igual hay desazón porque eso que vale 1.600 kilo lo pagan a 800 pesos y no queda otra salida que recibirlos, una muestra que en el campo hay desbalance y poca rentabilidad por donde se meta la cabeza, un debate que sigue en mora, expresamente en momentos en que se lucha contra el cambio climático y se soporta extorsiones y todo tipo de delincuencia dedicada a atormentar al agricultor que paga jornales de entre 80.000 y 100.000 pesos diarios.

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